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Mostrando las entradas de mayo, 2015

El Nieto de Cupido: Cápitulo 10

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Capítulo 10 ¿De verdad acababa de decir que si? Creo que perdí un tornillo, o dos,   o todos.   No podía creer que dije que sí.   ¿Qué me hacia ese hombre para que me olvidara de todas las precauciones y le dijera que si a algo que me aterrorizaba, el darme por completo a alguien?   Y tenía que decirle que si a un hombre que llevaba eones muerto para mi nacimiento. Entonces el me beso.   Me beso con tal ternura que me sentí la cosa más importante en su universo.   Me beso con reverencia, con cariño, con deseo   y con preocupación.   Me sentí protegido y amado aunque eso fuera absurdo.   Me sentí como su tesoro. Sus manos recorrieron mi torso con adoración.   Mi piel se sentía en llamas ansiando su calmante toque.   No puedo precisar el momento donde mi camisa me fue arrebatada.   Pero fui muy consciente de su boca en uno de mis pezones mientras su mano acariciaba el otro.   -           Eres delicioso – decía entre besos y mordiscos – quiero tu sabor en mi perm

Para pedir disculpas....

Hola gente hermosa que nos honran con su visita a nuestro blog.  Queremos decirle que no nos hemos olvidado de ustedes.  Pero como somos humanas tenemos miles de situaciones que nos mantinen ocupados.  En recompenza les estamos dejando el prologo de nuestro proximo libro: Juego de Sombras , el 5to libro de la Saga Jugadas del Destio.  A leer, sus amigas Sora y Satara.                                                                       Prologo El día no podía ser más negro.   Para comenzar llevaba lloviendo sin parar hace tres días.   La sensación de tener los pies secos se estaba haciendo borrosa en su memoria.   En la escuela los compañeros no dejaban de molestarlo por tener buenas calificaciones en sus exámenes de admisión a la universidad.   Y para completar Asad Dawson no paraba de molestarlo.   Él no tenía la culpa de la sangre que corría por sus venas.   Él no tenía la culpa de que sus padres, siendo de especies diferentes se aparearan.   Él no tenía la culpa de nacer