CAPÍTULO 5 ¿LO PROMETES?

Hola chicas y chicos, me alegra mucho volver nuevamente con ustedes a publicar nuevamente un nuevo capítulo. Espero sea de su agrado.


CAPÍTULO 5 ¿LO PROMETES?
Con gran velocidad, a causa del repentino relámpago que surcó el cielo, salí de la pequeña casa que albergaba a mi hermano y a mí, en busca de la ropa que había lavado en la mañana. La tarea en si no me era reconfortante realizarla, por lo que decidí hacer todo lo posible para preservar mi esfuerzo intacto, aun si la orgullosa lluvia decidía repentinamente arruinar horas de labor y frustración.

Intencionalmente ignorando la helada brisa que soplaba inmisericorde sobre mi rostro, trayendo consigo algunas gotas de fría agua las cuales chocaban contra mi piel; comencé a recoger la ropa que permanecía tendida sobre unas cuantas sogas sujetas a las ramas de un par de árboles que crecían detrás de nuestra casa. El zarandeo violento de la ropa pronto fue detenido gracias a mis ágiles manos; y en menos de lo que mi hermanito tardaba en comerse un pedazo de pan dulce, la ropa estuvo dentro de la canasta sin orden alguno pero casi completamente seca.

Había llegado a tiempo.  

— ¡Hermano! ¡¿Dónde estás?! —la voz de Grey se alzó ante el ruido del viento y el chocar de las ramas.

— ¡Ya voy! ¡No salgas, está a punto de llover! —grité mientras tomaba la ropa y me acercaba a la casa que momentos antes había abandonado. Cuando estaba a punto de entrar, la cara angustiada de Grey se asomó por la puerta. Y en cuestión de segundo y con movimientos imperceptiblemente rápidos, el cuerpo de Grey se lanzó hacia el mío encerrándome en un fuerte abrazo; provocando que la canasta que sostenía cayera al suelo junto con su contenido, el cual, ahora se esparcía desordenadamente por el suelo.

—Hermano—sollozó mi pequeño hermanito contra mi pecho. —Hermano, hermano, hermano—repetía una y otra vez mientras alguno que otro hipido se encargaba de interrumpir momentáneamente su insistente pronunciar.

— ¿Qué pasa Grey? —pregunté con la voz más suave y tranquilizadora que pude emitir. Mi hermano estaba muy alterado, tanto que su pequeño cuerpo se estremecía en violentos temblores.

—So-soñé que morías—susurró entre sollozos. —Estabas muerto, muerto, totalmente muerto.

—Tranquilízate Grey—dije al tiempo que mi mano acariciada su pequeña espalda con la intención de confortarlo— ¿Puedes contarme sobre aquel sueño? —pregunté cuando vi que la respiración de Grey se normalizaba lo suficiente.

—Estaba en un enorme campo árido y tenebroso lleno de gritos de dolor—habló con voz algo ronca por el llanto— En un primer momento el lugar solamente estaba invadido por estos lúgubres gritos; sin embargo, la zona permanecía vacía. Cu-cuando me decidí a caminar en el sueño, el campo antes vacío, repentinamente se llenó de seres muertos o convalecientes. El antes solitario campo ahora estaba adornado por el color cobrizo de la sangre; cuerpos estremeciéndose en el suelo gimiendo de dolor se podían avistar a cada pocos metros del lugar, extrañas masas sanguinolentas, que esparcidas por todos lados,  eran ingeridas por enormes aves de carroña; los suaves llantos de las personas que quedaban vivas hacían eco una y otra vez en mi cabeza.

>>E…estaba muy asustado, así que corrí y corrí intentando alejarme de aquel peligroso sitio, y por un momento creí haberlo logrado, ya que pronto me vi transportado entre un campo de alhelís amarillos. Creyendo que me encontraba a salvo de aquel mórbido lugar, me relajé y comencé a observar con un poco más de calma las flores que me rodeaban. Sin embargo, hubo algo que llamó mi atención entre aquel lugar tapizado de amarillo. Sintiendo un mal presentimiento instalarse  en mi pecho, me acerqué hacia el extraño cuerpo, no sin cierta reticencia; y lo que observé, me dejó helado.

>> Ahí entre aquellas hermosas flores mecidas por el plácido viento, estaba tu cuerpo mortalmente pálido y lleno de sangre. Sintiendo que mi corazón dejaba de latir me acerqué junto a ti, buscando desesperadamente algún resquicio de vida, pero al hacerlo pude comprobar que..

—Pudiste comprobar que…—repetí intentado sacar por completo aquella pesadilla de la mente de Grey.

—…que no respirabas, y que tenías un cuchillo clavado en el pecho. Justo encima del corazón— violentos estremecimientos comenzaron a sacudir el cuerpo de mi hermano, mientras nuevas lágrimas surcaban su rostro hasta caer sobre mi camisa. — ¡Estabas muerto! ¡Completamente muerto!

—Shhhh, sólo fue una pesadilla. Una fea e irreal pesadilla—musité intentado en vano tranquilizarlo. Grey estaba tan asustado.

—Pero es que…parecía tan real—soltó con angustia mi hermanito. —No quiero que mueras hermano, no quiero que te vayas de mi lado.

—Shhhh—susurré nuevamente. —Nunca me iré de tu lado. No moriré ¿Entiendes? No moriré.

—¿Me lo prometes? —preguntó aun con su rostro escondido en mi pecho.

—Lo prometo, juro que me mantendré vivo. Viviré por y para ti—nuevos sollozos de angustia comenzaron a reverberar de su pequeño pecho. Y yo, olvidando la ropa que ahora se situaba en el suelo, el viento abrazadoramente helado que no dejaba de soplar y la inminente tormenta; entré a la casa aun con mi hermano entre mis brazos.

Aquel día, Grey se pasó llorando hasta el anochecer mientras me  hacía prometer una y otra vez que no moriría, que sin importar que pasara yo seguiría caminando por el mundo de los vivos. Yo sin imaginar el futuro que me deparaba, lo prometí cientos y cientos de veces buscando tranquilizar a mi pequeño hermano. Sin dudarlo juré que mi vida seguiría en pie pasase lo que pasase. Que mis ojos se abrirían cada día para observar el amanecer, y que sin duda estaría ahí para apreciar el anochecer.

Ahora que conozco el desenlace de aquella historia, me arrepiento completamente de aquella promesa. Mi hermano quien preocupado por mi vida me hizo prometer tantas veces que viviría para ver un nuevo día,  fue el que terminó muriendo en esas terribles circunstancias. Grey quien entre sollozos me contó con sumo detalle las circunstancias de mi muerte, fue el que tomó el protagonismo de aquella visión. Revertimos nuestros papeles, y aquel que se supone debería estar muerto, al final observó con agonía la muerte del otro.

A veces, cuando los recuerdos vuelven a mí con tanta pasión y descontrol, maldigo mi suerte ¿Cómo es posible que aquel hermoso ser haya sido destruido con semejante facilidad? ¿Por qué tenía que ser él, precisamente de todos, el que tenía que morir? ¿Por qué no fui yo? ¿Por qué no pude tomar su lugar?

Una infinidad de “Por qués” surcan mi mente en esas noches, preguntándome sin cuartel el motivo que el destino tuvo para cambiar mi papel con el de Grey. Mi hermano era amable, tierno, cariñoso y refrescante; con un don innato para controlar y manipular la magia. Él podía percibir cualquier atisbo de magia que hubiera en algún lugar, canalizarla y usarla para transformar el entorno. Con una pequeña cantidad de poder mágico, Grey podía crear obras completamente hermosas; desde secar la ropa mojada, hasta hacer florecer las flores marchitas del jardín. Grey era una persona en un millón, única por su inusual don y su modo de ver la vida ¿Acaso el destino no podía ver que él era el indicado para seguir viviendo?

Y pese a todo, yo soy el que está vivo, soy el que respira, observa, diserta y piensa. Soy el que aún puede ver el amanecer asomarse cada mañana y el atardecer cernirse sobre nuestras cabezas. Soy el que puede percibir la magia cambiar y el que puede manipularla a su antojo. Soy el que sobrevivió a aquellas dos masacres sin precedentes.

Estoy vivo, pero a veces odio estarlo.

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Elathan

Totalmente abrigado salí al fresco exterior, la luna que horas antes iluminaba parcialmente los cielos y parte de la tierra ahora era sustituida por los tenues rayos del sol. Viendo el cielo despejado y el olor del viento, pude fácilmente adivinar que el día sería soleado y espléndido. Realmente el día diferiría muchísimo con el estado de ánimo del castillo.

Es cierto que muchas veces desee que Fenrir y Conaire pudieran dejar de hacer sus típicas bromas tan molestas. Pero ahora, viendo mi deseo cumplido, la monotonía en la que el castillo se había sumido era completamente angustiante. La alegría que ese par de amenazantes jóvenes transmitían era tal, que el castillo entero podía sentir esa algarabía que traían consigo Fenrir y Conaire. Pero ahora simplemente había desaparecido.

Fenrir, desde que el joven amo Nahiara le dijera la noticia sobre el estado de salud de su padre, había estado melancólico y apagado. El aura orgullosa que siempre exhibía el chico, desapareció por completo desde aquella ocasión. Ahora Fenrir casi nunca salía de su habitación, y cuando lo hacía, procuraba permanecer solo.

Conaire sorpresivamente también se vio influido por el aura de tristeza que parecía rodear a Fenrir, pero este a diferencia de Fenrir que prefería estar solo, intentaba por todos los medios estar acompañado. El cambio repentino en Conaire preocupó a muchos, ya que ninguno podía ver la razón para la repentina actitud tristona del chico. Puede que para todos ellos la actitud de Conaire les pareciera repentina, pero para mí, la razón de su tristeza  era bastante obvia; la actitud de Fenrir sin duda tenía que ver mucho en ello, y eso sólo se debía a que Conaire amaba con todo su corazón a aquel lobo.

Desde el primer día que Conaire reparó en Fenrir, el chico quedó totalmente prendado de él, hasta el punto de ignorar todas sus obligaciones y centrarse únicamente en la presencia del joven lobo. Aun puedo recordar claramente como Conaire nos relataba una y otra vez sobre lo grande e imponente que se veía Fenrir, pero que pese a esto, su sonrisa resplandecía sin igual dándole un aspecto más tratable y amable. Cada día que Conaire pasaba con el lobo, este sin duda caía más y más profundamente por él. Demasiado pronto nos vimos sorprendidos por el conocimiento que Conaire tenía sobre Fenrir; su comida favorita, su color favorito, el aroma que más amaba, la flor que más le gustaba, el objeto que más apreciaba, el anhelo con el que siempre soñaba, y un sinfín de cosas más que Conaire conocía de Fenrir.

Sin embargo, si te atrevías a insinuar sobre la posible atracción que tenía por Fenrir, el chico lo negaba contundentemente alegando que solamente eran amigos. El chico una y otra vez repetía que el lobo y él tenían una amistad muy estrecha, pese a que Conaire supiera tanto de Fenrir, pese a que su mirada se iluminara cuando el joven se acercara, pese a que una sonrisa boba se instalara en su rostro cada vez que se mencionara su nombre, pese a que todo su cuerpo gritara que gustaba de Fenrir. El chico simplemente lo negaba todo cuando esto sucedía.

—Elathan ¿Qué haces afuera tan temprano en la mañana? —una voz suave como el viento interrumpió mis pensamientos. Una voz definitivamente conocida y apreciada por mí.

—Rey Nox ¿Pero que hace…

—Yo pregunté primero—me interrumpió con una enorme sonrisa en su rostro.

—Sólo quería despejar mi cabeza por un momento—contesté. —Últimamente mis pensamientos han estado completamente dispersos.

—Te estas refiriendo a Fenrir y Conaire ¿No es verdad? —yo asentí con la cabeza—Es obvio que la noticia sobre su padre afectó más de lo que quiere dejar entrever a Fenrir. Pese a todos los desplantes que sufrió del hombre, aún sigue siendo su padre. Pero creo que él quiere demostrar que no necesita de él, que puede armar su propia vida sin tener que cruzar su camino con el de su padre.

—Tiene razón—susurré. Sabía que Nox lo decía por experiencia, después de todo él también estuvo bajo el yugo de su padre por muchos años. —Conaire también me tiene preocupado.

—Creo que Conaire está preocupado por Fenrir, después de todo, está enamorado de él—contestó con simpleza mi joven amo Nox.

—Todos sabemos que Conaire está enamorado de Fenrir, todos menos Conaire y Fenrir—una sonrisa involuntaria se ajustó a mis labios, esos dos podían ser un desastre en cualquier área, y eso sin duda incluía el área amorosa. La risa de Nox se alzó al aire ante mi comentario burlón.  

—Fenrir es un mentiroso—murmuró con una triste sonrisa en su rostro, pero que pese a todo, albergaba un poco de esperanza.

— ¿Por qué lo dice? —le pregunté más que curioso por aquel comentario tan inusual.

—Cuando yo estaba a punto de casarme, Fenrir se coló en mi cuarto antes de la boda; mientras él me hablaba e intentaba animarme, pude observar la mirada devastada que Fenrir tenía por verme en esa situación. Incuestionablemente podía verse a leguas que le gustaba a Fenrir más que como un hermano, pero yo no podía corresponderle, mi corazón simplemente nunca podría ser tomado por él. Ese día cuando comencé a quejarme acerca de la poca importancia que yo tenía para Amarok, Fenrir insinuó que podría haberme tomado como esposo si él no hubiera encontrado a su pareja predestinada. Era obvio que sólo lo decía para apartar de mi cabeza la sensación de culpa que acarreaba en mi conciencia con respecto a Fenrir.

—Fenrir es ese tipo de persona—Nox me miró con alegría.

—Así es, lamentablemente el chico aún no ha madurado mucho, así como tampoco ha sido capaz de dejar ir su capricho por mí

— ¿Cree que Conaire no quiera aceptar su amor por Fenrir a causa de eso?

—Creo que Conaire tiene sus propios fantasmas que superar. Esto es sólo una razón más para “no caer enamorado de él”

—Conaire esconde más de lo que aparenta—comenté. —Hay ocasiones en las que soy capaz de ver una mirada devastada en Conaire.

—También me he dado cuenta. Pero parece que Conaire intenta por todos los medios esconder su pasado.

—Quiero ayudarlos, pero me siento imposibilitado. Fenrir no escuchará nada de lo que le digamos, y Conaire no mejorará hasta que el lobo se encuentre mejor.

—Fenrir no dejará que le ayudemos, si él nos hubiera dado esa oportunidad la situación se podría haber resuelto desde hace un mes.

—No puedo creer que un mes ya haya pasado—mascullé sorprendido.

—Y puede que pase más si es que Fenrir no llega a un acuerdo consigo mismo.

—Mientras, nosotros simplemente nos quedaremos sentados observando su avance.

—No podemos hacer más, simplemente tenemos que estar listos cuando él haya tomado su decisión.

—Supongo que tiene razón, no me gusta pero más no podemos hacer—el futuro distante se veía tormentoso, y eso me preocupaba bastante. Lo único que me quedaba era tener esperanza en ese par de chicos. Tener esperanza de que saldrían airosos ante lo que se les pudiera atravesar.

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Nahiara

La tensión que hace unos momentos podía percibirse como un suave aleteo en la enorme sala, ahora se estrellaba con fuerza sobre todos los integrantes del consejo. La solución que ellos esperaban tuviera efecto, se veía a leguas que nunca podría ser efectuada con éxito. Y eso se debía a que la manada de quien estaban deliberando, era sobre la manada de la luna roja.

La manada de la luna roja, a diferencia de las otras manadas, era una sociedad totalmente autónoma de la autoridad del consejo de lobos; que hasta hacía poco más cuarenta años había sido creado para unificar y minimizar las confrontaciones que las manadas colindantes solían tener con cierta cotidianidad. Sin embargo, la luna roja siempre fue una manada lo suficientemente poderosa para trazar los límites frente a otras manadas, sin necesidad de requerir de la protección que el consejo ofrecía. O eso fue, hasta ahora.

A causa de la frágil salud mental de padre, y la falta de alguien que sustituyera su liderazgo, había hecho que el consejo que reinaba en estos páramos se inmiscuyera en los asuntos internos. Lamentablemente, intentar dominar a una manada tan beligerante como la nuestra, hasta ahora, no había dado ningún resultado.

—Beta Nikita entonces ¿Qué sugiere que se haga? —dijo Solón, uno de los integrantes del consejo. —Ninguno de ustedes está de acuerdo en aceptar un alfa escogido por el consejo, pero tampoco disponen de alguien apto para gobernar la manada ¿Es que quieren exponerse de esa manera frente a las otras manadas de lobos? O peor ¿A algún lobo solitario? En este momento son un blanco perfecto para sufrir un ataque.

—Señores, nosotros ya hemos escogido a nuestro candidato para el puesto de alfa—contestó Nikita, sus ojos verdes tenían un brillo sumamente extraño.

—Tranquilo—susurró Anwar apretando mi mano entre las suyas. El pequeño hombre me sonrió tranquilizadoramente sintiendo mi inmediata tensión ante la reunión. —Nosotros no podemos hacer nada, no te precipites; recuerda que seguimos siendo omegas dentro del círculo de lobos.

Las palabras de Anwar eran ciertas, nosotros sólo estábamos presentes ya que éramos personas influyentes dentro de la familia del alfa. Sin embargo, nuestra actuación sobre los temas de importancia nunca sería tomada en cuenta. Sonriendo tristemente al hombre cuyas manos tenían apresado mi corazón, susurré de igual forma:

—Lo entiendo, pero no acepto la situación.

—Confía en Nikita y Suka; ellos sabrán que es lo mejor para la manada—las palabras de Anwar en vez de tranquilizarme, hicieron que la inquietud se apoderara de mi pecho.

—Tú sabes que yo no puedo….

—Suka no es un buen candidato para encargase de una manada—sentenció Fran, un hombre cuyos brillantes cabellos dorados lo hacían resaltar de entre todos los otros integrantes del consejo. —Suka ejerce un papel espectacular como beta; pero como alfa, dudamos que pueda cumplir con todos los requisitos que este puesto exige.

Mientras que Nikita y Suka resoplaban irritados por la respuesta del consejo, yo suspiraba aliviado por la misma. Realmente concordaba con el sabio Fran; Suka nunca podría ocupar el cargo de alfa. El hombre era demasiado cruel para ser alfa, la manada se iría a pique si eso sucedía.

—Suka sería un perfecto alfa, el conoce todos los procedimientos internos de la manda; además, el mismo pueblo lo conoce lo suficiente como para mantener la estabilidad en la que hasta hacía poco se mantenían los habitantes de ésta.

—Digan lo que digan, Suka queda descartado para el puesto. Si quieren que alguien perteneciente a la manada gobierne, tendrán que postular a alguien mejor para el puesto—dijo Solón a los presentes. Los otros seis sabios del consejo asintieron ecuánimemente.

—Eso no es….

— ¡Suficiente! —Akil  gruñó, interrumpiendo la queja de Nikita. —El consejo ha tomado la decisión. Suka nunca podrá ser alfa, y si siguen insistiendo de esa manera, dudo que alguno de los dos permanezca como beta de la manada. —ante las palabras de Akil, tanto Nikita como Suka compusieron una mueca de total ira contenida.

—Gracias Akil por aclarar ese punto—Gyan, el más alto e imponente integrante del consejo habló en apoyo de su compañero. —En los próximos quince días tendrán que presentar a un verdadero candidato  para el puesto de alfa; si no lo hacen, el consejo designará a la persona que liderará la manada de la luna roja.

— ¡Ustedes no pueden entrometerse de esa manera en los asuntos internos de la manada! ¡No son nadie para….!

 —¡Basta! —grité ya harto. —El consejo tiene razón; ni tú, ni Suka son lo suficientemente adecuados para ese puesto ¡Ya paren de esas tonterías! —Anwar inmediatamente se tensó ante mis palabras.

— ¡Tú menos que nadie tiene derecho a alzar la voz! —Suka me observó con ira— ¡Un omega no tiene derecho a interceder en las decisiones internas de la manada! —Suka parecía querer desgarrar mi cuerpo, estaba completamente rojo de furia. — En mi opinión, un bastardo como tú no debería siquiera pertenecer a la manada.

— ¡SILENCIO! —la poderosa voz de Gyan interrumpió las palabras hirientes de Suka.—Por esa misma razón es que ninguno de ustedes es apto para el puesto de alfa. Un verdadero alfa respetaría hasta los integrantes más susceptibles de su pueblo —Gyan se encontraba sumamente disgustado. —Como ya hemos dicho, tienen quince días para escoger un alfa apto y un par de betas. Ustedes dos quedan relegados del cargo—un silencio de muerte se apoderó de la estancia. Suka y Nikita se quedaron estáticos por la decisión del consejo. — Ahora lárguense, tienen sólo quince días para buscar a alguien.

Ante las palabras de despedida del consejo, la estancia comenzó a vaciarse rápidamente para mi disgusto. Asustado por lo que podría pasar si Nikita o Suka me atrapaban, me levanté con la intención de escabullirme del lugar. Cuando estaba a punto de lanzarme a correr, la suave mano de Anwar detuvo mi escape.

—Yo conozco un lugar donde podrás esconderte—Anwar sostuvo mi mano con fuerza mientras que, con paso rápido, me sacaba de aquel lugar. Sabiendo que podía confiar plenamente en Anwar, me dejé guiar por el hombre. Gracias a que ambos teníamos una altura similar, pudimos salir en un santiamén del lugar que el consejo había escogido para la reunión. Y una vez afuera, ambos empezamos a correr, en busca del escondite que Anwar había dicho conocía.

— ¿Qué tan lejos está el escondite? —pregunté sin dejar de mirar constantemente hacia nuestras espaldas. No quería que Suka o Nikita nos sorprendieran.

—Pronto llegaremos, no está muy lejos—contestó Anwar sin disminuir el paso que llevábamos. Sin dejar de vigilar nuestras espaldas, Anwar me llevó por un camino que llegaba a una cueva oculta entre un par de árboles y arbustos que  ocultaban la entrada. Suspirando aliviado, me acerqué a la cueva con sumo cuidado, antes de entrar en la cueva debía cerciorarme que estuviera deshabitada.

— ¿Hace cuánto tiempo que no visitas la cueva? —pregunté a Anwar intentando inferir si era peligroso o no entrar al lugar.

—Alrededor de tres días—contestó Anwar. —No tienes nada de qué preocuparte, Nahiara. Hechicé la cueva para que sólo yo y mis invitados pudieran entrar. Los demás seres mágicos que pasen por este sitio simplemente verán un claro con árboles y arbustos.

— ¡Estupendo! —exclamé. —Entonces será mejor que entremos.

—Claro, adelántate mientras escondo las señales mágicas de nuestros cuerpos—susurró Anwar con una tierna sonrisa. —Apresúrate antes de que pase algo.

— ¡Gracias Anwar! —sintiendo que una sonrisa tonta se formaba en mi rostro, besé la mejilla de aquel hombre que se había llevado mi corazón. —Ten cuidado.

Sintiendo mi cara arder de vergüenza corrí hacia la entrada de la cueva sin mirar a Anwar en ningún momento, era la primera vez que besaba a Anwar. Sabía que era estúpido sentirse feliz por un simple beso en la mejilla, pero aun así, mi corazón no dejaba de martillar en mi pecho totalmente feliz.

Aun sonriendo, entré a la cueva y me adentré lo suficiente en ella como para sentirme seguro. Sabiendo que Anwar podía tardar en ocultar todos los rastros mágicos que nuestros cuerpos habían dejado, me senté en el frío suelo de piedra con la intención de esperar al hombre. Sin poder contenerme comencé a rememorar una y otra vez el beso que le había dado a Anwar. Mi corazón comenzó a latir con rapidez nuevamente por el recuerdo.

Definitivamente haría todo lo posible para acercarme a Anwar. Y nada ni nadie podría detenerme.

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Anwar

Asqueado por el beso que Nahiara me había propinado, me acerqué al río intentando librar mi mejilla de esa sensación tan desagradable. La sensación del agua tocando mi rostro fue refrescante y liberadora, y pronto pude percibir que mi mejilla quedó libre de la humedad que el beso había dejado tras de sí.

—Eso te pasa por intentar ligarte al hijo mayor del alfa—susurró Nikita a mis espaldas.

—Fue parte de tu estúpido plan—reclamé indignado. —Según tú eso nos ayudaría a llegar al liderazgo. Cosa que no veo que pase.

—Tuve un pequeño error de cálculo—Nikita parecía molesta por la confesión. —Se supone que el chico estaría lo suficientemente furioso como para querer vengarse de su padre.

—Como vez, ese no es el caso—respondí con reproche. —Está tan ensimismado con sus hermanos, que los sentimientos de venganza se esfumaron ya hace mucho tiempo.

—Vamos hermanito no te molestes tanto—Suka salió repentinamente de entre los arbustos.  —Muy pronto podrás librarte de ese pequeño bastardo, y como plus tendremos a la manada a nuestros pies.

— ¡Claro! ¡Tú no tuviste que soportar a “Ese pequeño bastardo” todo este tiempo! No sabes lo molesto que puede ser soportar las bobas miradas de enamorado que Nahiara me lanzaba, ni lo denigrante que fue hacerse pasar por un omega.

— ¡¿Crees que fue fácil para mi ser el perro del alfa?! —reclamó Suka. —No tienes ni idea…

— ¡BASTA YA! —el gruñido de Nikita nos impidió seguir peleando. —Todo eso pronto acabará—dijo señalando la cueva. —Nahiara tiene el apoyo de casi todo el pueblo, si lo tomamos como rehén podremos hacer frente al círculo del consejo con facilidad.

—Bien, por esta vez tienes razón. Acabemos con esto de una vez por todas—exclamé excitado.

—No comas ansias hermano, sé que quieres cobrártelas con Nahiara, pero hay que llevarla con calma. No queremos que el bastardo se escape.  Necesitamos que permanezcas en tu papel un poco más—Nikita me miró con advertencia.

—Está bien, pero a cambio me dejarás hacer con Nahiara lo que a mí me plazca—realmente quería ver el rostro de dolor de ese pequeño híbrido.

—Sabes que puedes hacer con él lo que quieras, Anwar. Pero promete que lo compartirás conmigo—Suka se lamió los labios con lascivia.

—Manos a la obra—sonreí a mis dos hermanos. Pronto, muy pronto el esfuerzo que los tres hicimos valdría la pena.

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Nahiara

El silencio que en un principio era reconfortante, comenzó a volverse algo tenebroso. Los sonidos habituales a los que estaba acostumbrado escuchar, aquí eran aislados por las gruesas paredes de piedra, creando un ensordecedor silencio. El eco de mi respiración de cierta forma aliviaba mi creciente ansiedad, pero no era lo suficiente como para mantenerme tranquilo. Además de todo, Anwar no regresaba.

Sujetando mis piernas contra mi pecho intentando disipar los extraños sentimientos, rogué a la diosa madre para que nos mantuviera a salvo, a mí y a Anwar.

—Nahiara ¿Dónde te encuentras? —la repentina y deseada voz de Anwar extrañamente hizo que mi corazón saltara de angustia. Los pasos que hasta hacía unos momentos habían sido desapercibidos por mis oídos, ahora resonaban contra las paredes de piedra. Eso sólo me dio mala espina. —Pude quitar el rastro mágico casi por completo, Nahiara. No tenemos nada que temer. No creo que nos puedan encontrar aquí.

Era curioso como la necesidad primigenia de huir que me invadió por completo, era superada con creces sobre aquella de correr hacia los brazos de Anwar. El miedo y la alegría por escuchar a Anwar, chocaron una contra la otra, dejándome totalmente desconcertado por las circunstancias ¿Qué demonios significaba esto?

—Nahiara, por fin te encuentro ¿Por qué no me contestabas? —el rostro de Anwar se veía algo preocupado y alterado, tal vez por la idea de haberme perdido dentro de esta inmensa cueva; sin embargo, algo dentro mío se quebró por completo. Dolor lacerante comenzó a lastimar mi pecho; a pesar de que Anwar intentara no hacerlo notorio, sus ojos mostraban odio y triunfo a la vez. Anwar sin duda me había traicionado.

Inmediatamente mi cerebro comenzó a idear alguna manera de huir de las manos de aquel nauseabundo ser. Lamentablemente, podía darme cuenta con facilidad que no había escape oportuno, si intentaba eludir a Anwar y correr hacia el exterior de la cueva, seguramente Nikita y Suka estarían esperándome con los brazos abiertos y formidables sonrisas. Estaba completamente acorralado.

—Anwar ¿Cómo pudiste? —susurré con voz quebrada. Aun no podía creer del todo que Anwar, de entre todos, hubiera sido capaz de traicionarme de esa manera.

— ¿Cómo pude qué, Nahiara? —la expresión de contrariedad en el rostro de Anwar era tan convincente, que por un momento creí haber estado equivocado sobre Anwar. Empero, el cuerpo de aquel hombre se percibía rígido; como si en cualquier momento tuviera que estar preparado para atacar.

— ¡Confié en ti! —exclamé con dolor. —Yo pensé… pensé

— ¿Pensaste que te quería? ¿Pensaste que era tu amigo? ¿Pensaste que debías depositar tu confianza en mí? —la expresión de Anwar, la cual era amable y serena segundos antes, ahora era una máscara de odio puro. —Pues, pensaste mal Nahiara.

— ¿Por qué? —fue lo único que atiné a preguntar.

—Es cierto que, aunque tu posición en la manada sea la de un simple omega, a la manada parece no importarle. Desde grandes guerreros, hasta simples niños parecen adorarte, a ti y a tus hermanos. Estoy seguro que muchos de ellos siguen en la manada gracias a su presencia en ella. ¿Te imaginas que sucederá si capturamos a uno de sus amados “líderes”?

—Qué quieres decir con eso.

—Podríamos manipular a la manada hasta el punto de ponerla en contra del consejo de lobos. —susurró con excitación. —Incluso, si somos lo suficiente inteligentes y poderosos. Podríamos acabar con el consejo.

La mirada con la que Anwar observaba el entorno era totalmente diferente al que recordaba, aquellos ojos que tantas veces me vieron con ternura, ahora estaban completamente desenfocados y vidriosos. La locura parecía estar desbordándose a través de ese par de orbes esmeraldas ¿Cómo no había sido capaz de ver la locura que habitaba en esos ojos verdes? ¿Había estado tan ensimismado en los sentimientos que se creaban día a día en mi corazón, para no ver esto?

—Ni creas que te la pondré fácil—murmuré con resentimiento. Era cierto que terminaría cayendo dentro de las garras de ese trío, pero eso no significaba que me pondría en bandeja de plata para que ellos hicieran lo que quisieran con la manada y conmigo.

—No esperaba lo contrario.

Sintiendo la adrenalina invadir mi sistema, alcé mi puño y lo descargué sobre aquel horrendo rostros que me miraba con burla. Pero, como esperaba, mi golpe fue interceptado segundos antes de que este llegara a su objetivo. La palma de Anwar había atrapado mi puño, protegiéndose de cualquier daño ocasionado por este. Con una sonrisa socarrona susurró en son de burla:

— ¿Eso es todo lo que puedes hacer? —preguntó al tiempo que comenzaba a apretar su agarre sobre mi puño. Un dolor lacerante comenzó a propagarse a través de mi puño hasta mi hombro. Tardíamente me di cuenta que había sido un error atacar a Anwar con mi lado derecho sabiendo que tenía altas probabilidades de que lo interceptara. —Yo me esperaba algo más de batalla por tu parte, pequeño Nahiara. 

—Vete. A. La. Mierda —mascullé entrecortadamente ante el dolor. Intentando desasirme del doloroso agarre de aquel hombre, descargué contra él una patada en una de sus piernas. Pero ante mi gran consternación, Anwar me meció como vil juguete de trapo, haciéndome trastabillar e impidiendo que conectara la patada con alguna parte de su anatomía.

—Awwww ¿El pequeño cachorro no puede deshacerse de su agresor? ¿Ocupas que tus hermanos te protejan? Es lamentable que ellos no estén aquí para hacerlo. —repentinamente el agarre de Anwar comenzó a hacer aún más fuerte, el dolor que antes era apenas soportable, comenzó a volverse intolerable. Sin poder contener una exclamación de dolor, me dejé caer al suelo. No queriendo rendirme aun, tomé fuertemente su brazo con la mano que tenía libre; y haciendo un esfuerzo mayor, comencé a arañar la piel del brazo del hombre, provocando que pequeñas sendas de sangre recorrieran su brazo hasta caer sobre la fría piedra. Con una sonrisa triunfal, giré mí vista hacia su rostro sin aflojar mi agarre sobre su carne, pero en vez de ver la esperada mueca de dolor o ira, Anwar solamente me miraba con una expresión cínica.

Una fuerte carcajada rompió con el silencio de la cueva, Anwar sin apartar su vista de la mía dijo en voz alta:

—Llegan a tiempo para ver el espectáculo—al decir eso, un par de figuras escondidas entre las sombras de la cueva salieron de su escondite.

—Me alegra escuchar eso—la voz de Suka estaba cargada de excitación.

—Veo que aún no le haces mucho daño—esos ojos verdes tan parecidos a los de Anwar me observaron con total interés. —Me gustaría quedarme a ver el espectáculo, pero Suka y yo debemos cuidar que nadie venga.

— ¡Claro que no! —se rehusó Suka ante las palabras de Nikita. —Yo quiero presenciar el “espectáculo”.

—Deja a Anwar disfrutar un poco de “eso” a solas—Nikita pronunció la palabra “eso” con desdén.

—Pero…

— ¡Recuerda que el que más se sacrificó fue Anwar! —espetó la mujer. —Te dije que sólo entraríamos a revisar que todo estuviera en orden. Y bueno, como puedes verlo tú mismo, Anwar tiene todo bajo control.

— ¡Maldita sea! ¡Está bien! pero que esta sea la única ocasión. Serás mío la próxima vez que nos veamos a solas, pequeño cachorro— la amenaza de Suka me puso los pelos de punta pese al dolor. Suka nunca me había dado muy buena espina, e intuía que debía seguir desconfiando de aquel hombre ahora más que nunca.

Con una última mirada de soslayo, Nikita y Suka salieron de mi campo de visión.

—Es una buena cosa que Suka se haya ido, no quería compartir tu sufrimiento con otra persona. ¿Sabes? No me gusta mucho compartir con mis hermanos, suelen intentar quitarme toda la diversión. —para consternación mía, la fuerza de la mano de Anwar incrementó todavía más. Sintiendo que mis ojos se llenaban de lágrimas, me doble a la mitad intentando, de alguna manera, disminuir el dolor. Lamentablemente no fue así, y pronto un horrible chasquido llenó el espacio casi vacío, junto con mis gritos y gemidos de dolor. 

 —Grandísimo. Hijo. De. Puta. —exclamé entrecortadamente por el dolor. Grandes y vergonzosas lágrimas comenzaron a llenar mi rostro.

—Es tan lindo oírte decir eso—con una rapidez inusitada, Anwar soltó mi mano quebrada y dirigió un certero golpe a mi rostro. Otro chasquido de huesos rotos pudo ser escuchado cuando su puño conectó con mi nariz. La exclamación de sorpresa y dolor que mis labios no pudieron evitar emitir, hizo que Anwar riera a placer. Y en un abrir y cerrar de ojos, una lluvia de golpes y patadas comenzaron a caer sobre mi cuerpo. La risa abierta de Anwar acompañaba cada doloroso golpe.

Pasó lo que me pareció una eternidad para que Anwar dejara de asestarme golpe tras golpe. Algo aliviado por el repentino receso, aoville mi cuerpo lo más que pude, intentando defender las pocas partes de mi cuerpo que aún quedaban indemnes. Lamentablemente la idea de Anwar era otra. Tomando mis hombros con fuerza, me levantó del suelo donde yacía recostado y me azotó contra la pared. Otro quejido de dolor salió de mis heridos labios.

—Creo que esto será divertido ¿No lo crees así, Nahiara?

La risa macabra de Anwar me hizo estremecer. El hombre no me dejaría ir tan fácilmente. Sabiendo lo que venía a continuación, dejé que mi consciencia, la cual se pelaba constantemente por mantenerse en pie, cayera en un abismo oscuro de alivio. Mi último pensamiento antes de desmayarme, fue sobre lo tonto que había sido al no haber hecho caso a Amarok sobre Anwar. Ahora estaba pagando caro ese error.

*********************************

El hedor del miedo fue lo primero que percibí al regresar de la inconsciencia. Desorientado, intenté incorporarme para observar mis alrededores, pero un dolor agudo me impidió hacerlo. Mi cuerpo se sentía tan pesado y dolorido, dolía incluso respirar. Sin saber bien por qué me encontraba en ese estado, probé recuperar algo de mi abrumada mente. Inmediatamente, a mi cabeza llegaron cientos de imágenes donde Anwar cobraba protagonismo en cada una de ellas. Sintiendo que mi corazón se estrujaba por la traición del chico, me dispuse a simplemente rendirme. Es decir ¿Cómo podría salir de este embrollo?

Las lágrimas por la traición de Anwar y la impotencia  hicieron su aparición ¿Cómo podía simplemente haber pasado? Yo había confiado en Anwar, pero el chico simplemente había estado usándome todo este tiempo. Él me quería simplemente como pase directo para obtener poder; jugando con mis sentimientos, haciéndome creer que él me apoyaría en cualquier circunstancia, prometiéndome esperanza y seguridad para el futuro. ¿Acaso no había aprendido que confiar en otra persona sólo acarrearía desastres?

Los recuerdos actuales comenzaron a combinarse con los más viejos, haciendo que la tristeza que hasta hacía unos momentos había invadido mi corazón, poco a poco comenzara a transformarse en ira. Anwar se había atrevido a jugar, no sólo con mis sentimientos, sino también con mi mente y razón. Y yo como un tonto, permití que él hiciera estragos sobre mí.

Pronto, algo cambió dentro de mí; lo que antes era resignación, ahora se había convertido en un ansia de venganza. Quería cobrármelas, quería cobrar todas y cada una de las lágrimas que me había hecho derramar. Sin embargo, mi cuerpo se hallaba totalmente imposibilitado para llevar a cabo algún plan de venganza. Si tan sólo pudiera hablar con alguien.

Y como un rayo, la visión de aquel espejo de comunicación escondido en la suela de mi zapato me hizo sonreír pese al dolor que eso me resultaba.

Con movimientos lentos y pausados me intenté incorporar nuevamente, y esta vez, para gran satisfacción mía, pude hacerlo. Después de dar largas respiraciones, moví mi cuerpo de tal forma que pudiera tomar con mi mano izquierda mi zapato derecho. Ocultado lo mejor posible los gemidos de dolor que mis labios lanzaban de vez en cuando, pude recuperar el espejo que yací escondido.

Sintiendo que el dolor me sobrepasaba, tomé aire en varias ocasiones. Cuando sentí que malestar cedía ligeramente centré mi esencia mágica en el espejo y rogué porque alguien respondiera. Los segundos que pasaron sin que el espejo recibiera señal alguna, sentí que pesaban sobre mí como grandes y pesadas piedras. Perdiendo  poco a poco la esperanza de contactar a alguien, estuve a punto de soltar el espejo, pero afortunadamente la voz de Fenrir sonó a través de éste:

—Hola ¿Hay alguien ahí?  —sintiendo que el aire que había estado reteniendo salía al exterior, sostuve el espejo y comencé a hablar con mi hermano menor.

—Fenrir, tienes que ayudarme—mi voz, aunque algo baja, pudo disfrazar la tremenda agonía de la que era partícipe.

—Ahora que sucede Nahiara—Fenrir se oía algo molesto, tal vez pensaba que otra vez iba a molestarlo con el tema de la manada. Y, lamentablemente así era.

—No sé dónde estoy—susurré. El miedo atenazando mi pecho.

—Nahiara ¿De qué hablas? —el tono de voz que estaba usando Fenrir, pronto cambió de fastidio a confusión.

—E-estoy encerrado—susurré conteniendo los sollozos que pugnaban por salir. ¡Maldita sea! ¿Es que no me había decidido por vengarme de Anwar en vez de llorar como una nenita?

—Nahiara, me estas asustando ¿Encerrado? ¿Estás bien? —en este momento me sentí agradecido por la oscuridad que rodeaba mi celda; por lo menos eso impedía que Fenrir me viera en el estado tan lamentable en el que me encontraba.

—No—contesté. Las lágrimas nuevamente comenzaron a surcar mi rostro.

—Nahiara, necesito que me digas con calma que pasó.

—E-el consejo no quiso que Suka fuera el alfa—comencé a sollozar, no pudiendo quitar ese sentimiento de impotencia y total pánico que me había invadido al oír la voz de Fenrir.

— ¿Él fue el que te encerró? —Fenrir se escuchaba tenso, a leguas se notaba que estaba intentando mantener la calma.

—Fu-fue uno de e-ellos.

— ¿Alguien más está involucrado en esto?

—Nikita y ….—el llanto me impidió seguir hablando, simplemente era demasiado, no quería decirlo, pero si no lo hacía Fenrir no sabría a que enfrentarse. —…y Anwar.

— ¡Hijo de puta! —masculló con enojo Fenrir. —Bien Nahiara, dices que no sabes dónde te encuentras. Pero necesito alguna pista que me indique tu posición para poder ir por ti. ¿Ves algo que familiar?

—No-no sé. Está todo muy oscuro.

—Necesito que te concentres Nahiara, tienes que…

—¡No lo sé! ¡¿Bien?! ¡No lo sé! —musité enormemente asustado. No podía ver nada, no podía distinguir nada, no sabía dónde estaba y eso me ocasionaba mucho miedo. Nuevas lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.

—Nahiara, sé que tienes miedo pero tienes que tranquilizarte. Necesito saber el lugar en el que te encuentras. Voy a ir por ti, Nahiara; que eso no te quepa duda.

—Tengo miedo—confesé en medio de sollozos. —Mucho miedo.

—Lo sé Nar. Respira, todo saldrá bien—siguiendo el consejo de Fenrir, tomé todo el aire del que mis pulmones eran capaces de tomar. Cuando sentí que mi corazón se calmaba un poco solté un débil “Estoy bien”. —No puedes ver nada ¿Correcto? Pero puedes oler. ¿Sientes algún olor en particular raro?

Queriendo concentrarme simplemente en los olores que rodeaban el lugar, cerré los ojos para intensificar mi sentido del olfato. Con toda la tranquilidad del que fui capaz de reunir, comencé a captar los diferentes olores.

Como había captado recién me había despertado, el olor del miedo era el principal aroma que circulaba ese lugar, seguido por el de la sangre y el de orina seca. En mi opinión, eran olores muy normales en un lugar como el que me encontraba; sin embargo, había un aroma dulzón apenas perceptible en el ambiente. Podía recordar que una flor con pétalos blancos era la que lo emitía, pero el nombre se escapaba de mi mente nublada por el dolor.

—Ha-hay un aroma algo dulce en el ambiente—susurré aun sin abrir mis ojos. —Pero no recuerdo cual es la flor que lo provoca.

—¿Recuerdas cómo es la flor?

—Es blanca, con pétalos pequeños y suaves. La flor suele tener cinco pétalos y algunas ocasiones el centro amarillo.

—Jazmín ¿Huele a jazmín?

— ¡Sí! —respondí entusiasmado—Es jazmín lo que huelo.

—Creo saber dónde te encuentras. ¿Recuerdas aquella pequeña casita que mi padre solía visitar con frecuencia?

— ¿Aquella que se encontraba prácticamente en los límites del territorio?

—Exacto, Ahí había miles de arbustos de jazmines ¿recuerdas? Amarok solía decir que a madre le encantaban los jazmines.

—Lo recuerdo.

—Una vez logré entrar en ese lugar, y pese a que pareciera ser pequeña por el exterior, era más grande de lo que aparentaba, ya que estaba construida por debajo de la tierra. Ahora que lo recuerdo ¿Puedes percibir algo parecido a una estatua de dragón entre la oscuridad?

Abriendo mis ojos para buscar la estatua, comencé a escrutar mis alrededores como lo había hecho con anterioridad, pero con mayor calma y cuidado. Y para gran satisfacción mía, ahí en la esquina pude observar una figura similar a un enorme pájaro con alas, las últimas parecidas a un murciélago.

—Creo que lo veo, está en una esquina de la habitación.

— ¡Genial! La última vez que estuve ahí, la estatua había estado en la esquina de esa habitación. Escúchame bien, procura no hacer ninguna tontería, hablaré con Amarok para que pueda poner a mi disposición a un pequeño grupo de guerreros.

— ¡Espera! —exclamé asustado intuyendo que Fenrir iba a cortar la comunicación. — ¡N-no quiero quedarme solo! —mascullé soltando en llanto de nuevo. 

—Shhhh, está bien, no cortaré la comunicación. Intentaremos mantenernos conectados todo lo que podamos. Pero si escuchas cualquier sonido extraño tendrás que hacerlo rápidamente para que puedas esconder nuevamente el espejo. Es nuestra única alternativa de comunicación en este momento. ¿Entendiste?

—S-sí—respondí con angustia. Parecía tonto, pero no quería estar solo. Puede que hasta hace unos momentos, hubiera tenido el valor para querer vengarme de Anwar; sin embargo, el miedo y la desesperanza seguían instalados en mi pecho e hicieron aparición cuando Fenrir respondió mi llamado.

—En este momento iré a hablar con Amarok, no te preocupes, no te dejaré.

—Sí—de nuevo asentí. —Por favor, apresúrate—rogué a mi hermano menor.

—Lo haré Nar, sin duda lo haré. Así que no llores más. Pronto estaremos ahí.

— ¿Lo prometes?


—Lo prometo. 

Continuará .....
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Notas finales:Como regalo extra esta semana, el sábado será la fecha tentativa de la publicación del siguiente capítulo de el nieto de cupido, así que espérenlo con ansia. 

Comentarios

  1. Gracias por el capitulo ha estado genial espero que ha esos tres lobos les den la lecion del siglo, espero esl siguiente capitulo de la historia, besos

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  2. Gracias por compartir otro capítulo. Muchas bendiciones

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  3. wow muchas gracias por el excelente capi...besos

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  4. hola gracias por sacar el capi espero que pronto salga la conti de la historia ..cada ves se pone mas interesante....XD saludos

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  5. Muchas gracias por el capitulo espero que los pillen y les den su buen merecido que capullos ufff les pegaria asta yo misma jijijji un besito y con muchas ganas de leer mas besos y mil gracias por todo su trabajo

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  6. excelente capi Pergra me ha encantado y ojalá Nahiara le petee donde más le duele a ese dwsgraciado, mil gracias y esperando con ansias el próximo, besos enormes

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  7. Hola, chicas. Espero que la falta de actualizaciones se deba simplemente a que estáis muy liadas con los estudios y no por otras causas. Si estáis muy liadas, pues qué remedio, habrá que tener paciencia y seguir esperando por los nuevos capítulos. Gracias por compartir vuestras historias. Besos.

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  8. aahhh me muero... :( bueno a leer el siguiente capitulo muchas gracias por su genialidad... <3

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